El paradigma de la soledad

La soledad se ha vuelto un delito sin peor cárcel que la mirada que condena y señala a escondidas, mientras los pensamientos se vuelven oraciones cortas, capaces de escribir los párrafos más concisos  de la conciencia.

Las compañías en el pasillo de la identificación, se reúnen para criticar en conjunto la audacia de estar solo frente a la multitud y no ceder ante ella.

Desde siempre es socialmente castigado estar solo, no juntarse con otros niños en el recreo u otros compañeros en la oficina,  representa para algunos, la incapacidad de adaptarse o socializar, cuando en realidad un montón de mariposas vuelan en el interior y protestan salir en un estallido del vientre que revele la verdadera identidad.

No siempre se quiere pronunciar palabra alguna en los hábitat en que el ser humano se mueve. Tal vez lo que dicen las especies alrededor, no tiene nada en común con el universo disparador de silencios que esconden la verdad o atenta contra los intereses ajenos.

Lo banal puede asfixiar en la mayoría de las veces a los solitarios que encuentran como explorador la maravilla de la amistad en contados aliados que saben manejar el crimen de la soledad, como un modus vivendi en ciertos momentos, para llegar al baile de neuronas en la pista del discernimiento y mirar al común denominador que considera inaceptable estar solo como sinónimo de aburrimiento, enfermedad o locura.

No saben lo que se pierden, escuchar el canto de la conciencia al estilo Chavela Vargas, que al contarle cuentos e historias que son verdad la fortalecen y permiten  pasar a leer su libro  y enfundarse en cada una de las páginas, contando una y mil historias.

La soledad es un paraguas de esquizofrenia para la sociedad, ¿Cómo que estás solo? Pregunta la gente entre miradas escabrosas, como si todo el tiempo necesitáramos validar nuestra presencia con el otro, llámese familia, amigo, pareja o algún desconocido que funge como extra en el film de nuestras vidas.

En, Canciones de soledad para no estar tan solo de Abigael Bohórquez, sus versos pronunciaban que para no estar tan solo esta era su voz no otra la que dormía en ella, como si tuviera una conversación consigo mismo, ese es el sentido de permanecer un poco aislados de los otros, platicar como si uno fuera el otro, incluso sentirse mejor al posar auténticos por el desfile de la vida.

Aislarse tiene un precio. Sentir con mayor intensidad los embates de la vida, Cervantes lo consideraba como la mayor alegría de los tristes, los que solicitan exprimir el limón en las neuronas sensibles y seguir sintiendo como arden esos recuerdos sin remedio, como si se repasaran ese conjunto de imágenes y diálogos, buscando revivirlos aunque sea en memorias frustradas.

El paradigma de la soledad puede asustar a varios porque el ser humano se convierte en una versión monstruosa de sí mismo, con necesidades a veces inaceptables para otros, rompiendo toda clase de cliché, como fuerza de voluntad al generarse en palabras de Roberto Bolaño, deseos que no corresponden siempre con el sentido común y la realidad.

Llega un momento en que el desierto de la propia compañía da comezón y a la sociedad también, lo que lleva a la búsqueda de empatar con alguien antes de volverse animal y ser abandonado al bosque, similar a la película The lobster del director griego Yorgos Lanthimos, en la cual los solteros eran enviados a un hotel y obligados a encontrar pareja en cuarenta y cinco días.

El paso del tiempo recrea esa sensación, al ver al resto de los semejantes encarcelarse en las mieles del matrimonio y volverse ateo a las fantasías y dejarse dominar por el destino que se cruza al frente, pero la exigencia y la protección de la soledad protegen con los solitarios como en el largometraje, ellos escuchan música electrónica, bailan solos, pero tienen prohibido relacionarse, un beso cuesta la decapitación de los labios, al igual que la felicidad.

Nunca se termina por saber el costo- beneficio de estar solo, algunas veces es confrontación, otras un encuentro que apenas inicia…

soledad

2 comentarios en “El paradigma de la soledad

  1. Excelente reflexión: Winnicott dice que hay que aprender a estar solo, con uno mismo en un autodescubrimiento. La soledad puede ser muy creativa, que no es lo mismo que el sentimiento de desolación. Felicidades por este texto.

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